Vivir en la intersección, en el nudo de acceso a la ciudad.
La carretera se enrosca sobre sí misma formando dos edificios a ambos lados de la autovía, dos bucles habitados que incorporan el vehículo a la vivienda.
La ciudad se impregna del carácter del nuevo paisaje interurbano generado por las redes de comunicación metropolitana.
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